martes, 1 de octubre de 2013

Cross de montaña La Escobella


              Jornada montañera la de ese fin de semana, y por lo tanto una prueba totalmente diferente a lo que estoy acostumbrado a hacer, desde el pasado año en esta misma carrera no había vuelto a calzarme mis zapatillas de trail, por lo que el resultado final era toda una incógnita para mí.

              A pesar de que la carrera estaba anunciada para las 10 de la mañana, no llegué tarde, no es mi costumbre, pero si es verdad que una velada anterior de fiesta de cumpleaños me hacía llegar con las fuerzas mermadas y muchísimo sueño, vi en ella a bastantes amigos, si bien es verdad que ni a todos los que me hubiese gustado, ni a muchos que el pasado año si la corrieron, algunos como Jota que vino desde Elche como andarín, Jesús Paredes, Martin, Paquito a pesar de correrla lo hacían después de haber hecho el sábado las 6 horas de Molina en sus distintas modalidades, yo este año no la he corrido por tener un calendario diferente al pasado, Martín y Paquito no llevan camiseta Correbirras y me dicen que este año la van a correr en la cola recogiendo las cintas marcadoras del recorrido ayudando a la organización y cargados con unas mochilas a la espalda para tal fin, al hilo de las cintas diré que durante la noche del sábado al domingo algunos “graciosos” han retirado la señalización que la organización había colocado y por lo tanto ha habido que reponerla a primera hora de la mañana por ciclistas con el lamentable resultado de la caída de uno de ellos y la rotura parece ser de la clavícula, espero que se recupere muy pronto.

Alegría antes de iniciar la carrera.click en la foto para ampliar.
 
 
              Como consecuencia de mi tempranera llegada vi salir a los andarines, que lo hacían a las 8’30, había, me parecieron menos que el pasado año, al igual que en la carrera, unos 100 corredores menos me pareció oír a alguno de los organizadores, 275 corredores llegados a meta.

Mónica también muy contenta.click en la foto para ampliar.
 
 
              Al frente de toda la parafernalia se encontraba de nuevo Pepe Brotons, que a la entrega del dorsal nos dio otra vez la camiseta azulita esa que tanto resultado le está danto y que tan popular se está haciendo ya entre todos nosotros, eso sí, con alusión a la prueba montañera, a ella se uniría al final en la bolsa, en consabido caldo Aneto, unos dátiles y una barrita energética, fruta y bebidas refrescantes para reponernos finalmente.

              Salíamos como he dicho a las 10 horas, el tiempo era agradable, no hacía sol, hacía un poquito de aire que refrescaba algo la mañana pero nada que no se pudiera superar, la salida de los andarines fue algo más fresquita que la nuestra, como siempre me coloque en los últimos lugares, ya tendría tiempo de retrasarme aún más pensé, enciendo mi navegador y, sorpresa, me dice que no tiene batería, algún fallo ha hecho que se descargase y por lo tanto no sabré en ningún momento datos de mi carrera, salí con Rebeca, la novia de Jesús, esta chica va a más, a pasos agigantados, parece mentira el poquito tiempo que hace que solo venía a acompañarlo en las carreras, los tres kilómetros iniciales son en constante bajada por la carretera asfaltada en dirección al pantano de Tibi, aunque con algún “falso llano” lo cierto es que esa parte de la carrera es comodísima lógicamente, casi llegando ya a los cuatro kilómetros un desvío hacia la derecha y te hace adentrarte ya de lleno en la carrera, ya comienzas a ver a qué tipo de carrera has venido, comienzan las subidas por terreno pedregoso y resbaladizo si bien no son de muchísima entidad ya que te permiten subirlas corriendo aunque a un ritmo “cómodo”.

El que avisa no es traidor.click en la foto para ampliar.
 
 
              Algunas subidas y bajadas van “adaptando” tus piernas a la jornada que les espera y dos cuestas increíbles, al menos para mí y en las que tienen que poner pié a tierra casi la totalidad de corredores y que se hacen interminables dan con nuestros huesos en el alto de La Escobella, entre medio de estas dos cuestas un avituallamiento, me como un dátil y bebo agua, dejo la botella en el último contenedor para la recogida, pero observo algunos metros más adelante que muchos no diferencian el correr por el monte de correr por la ciudad, quizás piensen que más tarde vendrán los de la limpieza pública con las barredoras, unos pocos chavales de la organización nos esperan en lo alto, de vuelta sobre nuestros pasos, tenemos que bajar lógicamente por donde hemos subido, si la subida ya es dura y así te lo ponen en los cartelitos, la bajada no lo es menos, también advertidos de la peligrosidad de la misma la iniciamos, el tipo de terreno y la cantidad de corredores que por ella ya han pasado la hacen especialmente peligrosa por sus resbalones cuando pasamos los rezagados de la prueba, que somos bastantes, a pesar de que no se observaban las largas filas del año pasado, la menor afluencia es lo que tiene, algunos resbalones casi siempre controlados y algún acelerón no previsto acompañan la larga bajada, estas bajadas me pasarán factura seguro, mis gemelos me lo avisan, de nuevo el “llano” ahora toca correr de nuevo, el constante sube y baja y el cansancio que ya llevo acumulado en mis piernas junto con mi bajísima forma me hacen plantearme mi presencia en ella, el típico “ que pinto yo aquí” y es entonces cuando me acuerdo de mis amigos Fausto, Alberto y compañía y lo que dicen disfrutar en las montañas, el segundo avituallamiento sobre el kilómetro diez, en este punto ya solo bebo agua, de nuevo veo más cantidad de botellas de agua muy lejos de los contenedores y algunos sobres de geles, no voy a entender nunca esta aptitud, la carrera a estas alturas ya se me está haciendo pesada, me está comenzando a salir mi noche toledana, solo me anima el sacar algunas fotos, pero es que siempre vamos los mismos tres o cuatro desde hace mucho rato ya, en algunas ocasiones no veo a mi predecesor y tengo alguna duda por el recorrido, al final sobre el kilómetro 12 veo a Jesús y Rebeca, me animo a cogerlos y me esfuerzo algo más si cabe, esfuerzo que pagaré al final, cuando me faltan 30 o 40 metros para cogerlos en plena subida, Jesús se vuelve, me anima, Vamos Jose, y se ponen a correr, canalla, más que canalla, con lo que me había costado llegar hasta ellos para animarme y se me van otra vez, unos doscientos metros que yo no recuperaré y que me hacen perder 4 minutos en la línea de llegada con ellos.

Rebeca y Jesús en plena bajada de la antena.click en la foto para ampliar.
 
 
              La subida ahora a las antenas ya sí que sobra, en plena ascensión me cruzo con Juanito Antón que está bajando y que me dice, ya no me acordaba del año pasado, que dura es, pues si para ti es dura chaval pienso, no te digo para mí, en lo alto de las antenas bebo de nuevo agua, la organización está anotando los dorsales de los que hemos subido, no tienen problemas, vamos tan espaciados y andando que es muy fácil esta labor.

              De nuevo emprendemos la bajada que ahora ya si nos llevará hasta el kilómetro 16 aproximadamente que es cuando cogeremos ya el asfalto para el tramo final, tramo de un kilómetro que lógicamente es de subida y que solo hace ponerme la puntilla en un símil taurino solo figurado espero, al llegar al asfalto recuerdo unas palabras del pasado año de Martin que me dijo en este tramo, no permitas ahora llegar andando, tienes, aunque solo sea por orgullo que llegar corriendo, el tramito no se presta para ello pero lo intento, se lo digo yo esta vez a dos chicas y un chico que me acompañan, pero creo yo que el orgullo lo tenemos ya los cuatro por los suelos, así y todo comenzamos a correr ya hasta el final.

              2 horas 16’’ es lo que marca el reloj de meta, diez minutos más que el año pasado, a mi llegada me saluda y me felicita Kiko, ya queda poca gente por entrar, lo he pasado mal, pero he soportado el sufrimiento y con eso me quedo, les tengo a estas carreras un cariño especial, pero me hacen sufrir mucho, no estoy preparado para ellas, tengo los gemelos puestos en adobo, voy acartonado como los muñecos de las fallas, tengo agujetas en músculos que yo no creía tener, mis piernas me hacen caminar con una chulería que  no me hace pasar inadvertido, en fin, otro año que corro en el Maigmó, que ha sido dura, pero que el año que viene me esperen que la vuelvo a correr seguro, la organización perfecta, sin fallos.

              Ahora a esperar al domingo en la media de Alicante, media que ya me dará una idea más exacta de mi estado actual, correré con mi sobrina Olga que es la primera que hace y que será la número 144 para mí.

Foto de la semana.

En la presente instantánea podemos ver al sufridor Vicente José Agulló, corredor simpatiquísimo y que siempre tiene una sonrisa para un amigo, aún en los peores momentos no le verás jamás un mal gesto, siempre con su camiseta alusiva a su Elche querido, se merece también estar en la foto de la semana.click en la foto para ampliar.


                                           Enlace de fotos

5 comentarios:

  1. JV:::::::::::Te hacia en las 6 horas de Molina.
    BOnita carrera la de la escobella, aunque la participación ya empieza a bajar en todas, cada vez más carreras para casi los mismos corredor@s. En la de Alicante no nos veremos, pero suerte con tu sobrina....
    Un saludo y nos vemos en los 10 Kms de Funde - sen jajajja

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  2. Buena carrera, aunque para los "montañeros", muy corredora. Un saludo

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  3. Que nos acostumbramos al asfalto y a na que haya alguna piedra ya nos cuesta, A mi me pasa lo mismo. Un saludico.

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  4. muchas gracias josevicente por las palabras de rebeca le han gustado mucho , un abrazo amigo mio

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  5. Jejejejeje, que bueno, vaya montaje mas chulo Jose Vicente, gracias por las fotos y por esas palabras que me dedicas, muy buena carrera y mejor gente en ella, un fuerte abrazo y nos vemos en Murcia campeon.
    Vicente jose Agullo..

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