¡ Que título mas sugerente para esta entrada ! pero no es cierto, al menos para mi, como os dije en anteriores entradas solo pensaba hacer 27 kilómetros y así ha sido, no las tenía todas conmigo y he preferido nadar y guardar la ropa.
Bueno, pues esta trotada comenzaba a las 7 de la mañana para los abnegados Abraham, (alto de peso según él y que ha prometido actualizar su blog) Héctor, Efrén, José Antonio, Fausto y Jesús (al que he felicitado cordialmente por la victoria de su equipo en el día de ayer), al final han comenzado sobre las 7’20 mas o menos por aquello de los despertadores, pero nada importante, ha faltado a su cita Jaime que tenía confirmada su presencia y del que desconocemos el motivo de su falta, justificadísima supongo.
En el km. 9 los he esperado para unirme a las guapísimas voluntarias de avituallamiento y en ese punto y mientras los esperaba ha llegado José Coves, al que también el despertador le ha jugado una mala pasada, bueno, he pensado yo, lo que faltaba, si ya le tenía respeto al reto con los corredores que os he comentado, resulta que también se unía al mismo Coves, pues nada ánimo Joselillo, he pensado, tu te has metido, y tu tienes que salir.
El respeto no era tanto a la distancia sino a que me dejasen muy rezagado o tuviesen que esperarme, lo que me hubiese sentado muy mal, por ellos obviamente, he optado por este motivo a efectuar mi salida desde el km. 15 sin esperarlos, es decir, cuando faltaban unos 12 minutos para su llegada aproximadamente le he dicho adiós a las “voluntarias” y he iniciado mi carrera en solitario dando por seguro que me alcanzarían antes de la llegada al alto, me lo he tomado con calma pero con cierto recelo, lo que me hacía no desfallecer y aguantar un ritmo cómodo pero a la vez bastante regular, parecía la caza del zorro.
Mi ascensión en solitario
Cuando llevaba unos cuatro kms. en solitario me han adelantado los coches de avituallamiento con los esperados y siempre agradecidos ánimos mientras se dirigían a lo alto del Maigmó a preparar las viandas reparadoras para el grupo, me han dicho que el “tren” venía bastante lejos de mí y que me relajase que seguro que no me alcanzaban, esto me ha tranquilizado bastante ya que he dado por supuesto que era un trote totalmente relajado el que llevaban.
No obstante a esto, en cada curva miraba hacia atrás y hacia abajo para ver si les veía, pero no, no les he llegado a ver en ningún momento y he llegado al alto en solitario, hay que tener en cuenta que yo llevaba 11, pero ellos llevaban 26.
Mi recibimiento en el alto.
Silvia, a la que le ha podido el “mono” no ha podido resistirse y ha bajado en coche y se ha incorporado al grupo haciendo con ellos los últimos 6 o 7 kilómetros de ascensión.
Al final creo que he llegado antes que ellos unos 20 minutos aproximadamente, el tiempo que he salido antes y lo que ellos hayan podido perder esperando a los rezagados, si lo llego a saber no lo hubiese hecho, pero el respeto es el respeto.
Tras un avituallamiento reparador en el que no ha faltado de nada, frutas de todas la clases previamente troceadas y bebidas isotónicas hemos emprendido los 17 últimos kilómetros del entreno ahora en ligera pendiente pero hacia abajo y me he colocado junto a Abraham, Héctor, Efrén y Fausto, mi intención era ir con ellos el máximo tiempo posible, si no ponían un ritmo alto por supuesto, han ido durante toda la bajada a un ritmo de entre 5 y 5’30 por lo que no he tenido problemas en acompañarles hasta el final.
Aguantándoles como un campeón.
El bueno de Jesús ha tenido que abandonar la aventura en el km. 32, ya que un dedo sangrante le ha impedido finalizar muy a su pesar, yo he invertido un tiempo de 2 horas 36’ en mis 27 kilómetros.
Hemos llevado durante toda la carrera un avituallamiento móvil que nos ha seguido en bicicleta durante toda la mañana para los tramos intermedios, ¿se puede pedir algo más?
Al finalizar la trotada y ya en la localidad de Agost nos estaban esperando con esta vez si, un avituallamiento digno de un pachá, montaditos variados, embutidos, queso, patatibiris, coca, dulces y todo lo que podáis imaginar, ah y cerveza, que, aunque al principio ha sido demandada por el bueno de Fausto, los demás no le hemos ido a la zaga ni le hemos hecho ascos.
En definitiva, una mañana muy entrañable para mi, que me ha servido para acumular kilómetros y lo más importante, unir aún mas si cabe los lazos de amistad con esta “gente”, y lo todavía mas significativo, el trabajo y el gasto totalmente desinteresado que han hecho estos dos monstruos que son Efrén y Héctor junto a su hermano y las correspondientes mujeres, un ONCE para ellos.
El grupo de amigos
En esta ocasión solo hemos sido ocho, y ha sido una lástima porque ha salido todo perfecto, espero que si se repite el próximo año os animéis, no tiene desperdicio, de verdad.
Mañana, junto a mi escudero haré 15 kilómetros mas para finalizar la semana en 82, más que lo que tenía pensado, bueno, por la que no los pueda hacer, un saludo amigos.
Fotos de Reme de toda la historia
Fotos de Reme de toda la historia