Este domingo y como consecuencia
de mi deseado parón estival no tenía prevista ninguna carrera y he cumplido con
la ilusión de mi hijo Javier que no era otra que la de acompañarle a las
carreras, si, pero a las carreras de coches de radio-control en la que
participa este año como iniciación.
La carrera se ha celebrado en la
localidad de Aspe y no tenía yo absolutamente ni idea de lo que iba a
encontrar, yo había visto en algunas ocasiones de pasada algún cochecillo
corriendo y tenía una idea de estas carreras un poco simple, yo creía que solo
era apretar el gatillo y ale……. a correr se ha dicho.
Pero he de confesaros que me he
quedado absolutamente impresionado con el estrés que maneja esta gente, los
nervios, que además te contagian a ti, la velocidad endiablada que alcanzan y
la tensión que se vive en boxes.
Mesa de trabajo.click en la foto para ampliar.
Trabajo a pié de pista.click en la foto para ampliar.
Lo primero que me he encontrado
ha sido con una absoluta falta de público, solo ellos, y en alguna ocasión me
han confesado les acompaña algún familiar, ellos son sus propios mecánicos además
de pilotos, me he quedado gratísimamente sorprendido del compañerismo que reina
entre todos ellos, no dudan en prestarse desde herramientas hasta la única
pieza de repuesto de que disponen con el fin de conseguir que sus, en este caso
oponentes no se queden sin salir a la pista, en cada vuelco o salida de pista
no dudan en salir corriendo para poner de nuevo el vehículo de su contrincante
en carretera, de verdad, me he quedado sorprendidísimo.
Tienen unos conocimientos de “mini-mecánica”
enormes, colocan unas inmensas mesas de trabajo en donde entre una intensísima maraña
de herramientas y piezas de recambio es imposible reconocer lo que es propiedad
de cada uno, son capaces de cambiar desde un trapecio de una rueda, un
embrague, hasta el propio motor de sus coches en pocos minutos, los repostajes,
que como comprenderéis son rapidísimos y abundantes por el escaso depósito de
los coches los hacen en un plis plás, me río yo de la cantidad de mecánicos de
Ferrari o de Red Bull en fórmula uno que son necesarios para las carreras,
jajajajaja, estos no se retiran tan fácilmente de una carrera, ¡¡¡de eso
nada!!! a correr y a cambiar la pieza deteriorada, no se pueden permitir el
lujo de perderse una carrera de las pocas que se disputan oficialmente por una “rotura
de su coche” tienen su propia tienda de repuestos ambulante, es decir uno de
los corredores es además vendedor de repuestos y les facilita sobre la marcha
cualquier pieza por pequeña que esta sea al instante, desde la mas pequeña de
las arandelas hasta ruedas de repuesto.
Salida de una de las pruebas.click en la foto para ampliar.
Repostajes durante la prueba.click en la foto para ampliar.
En fin
amigos, os recomiendo si tenéis ocasión alguna vez de vivir esta experiencia
desde sus entrañas, es decir desde sus boxes que no os la perdáis, es una pasada, yo he salido tremendamente estresado.
Al final entrega de trofeos, en
los que dicho sea de paso mi hijo ha conseguido una meritoria 1ª posición de su
incipiente categoría y despedida de todos ellos hasta la próxima, repito, me he
quedado muy gratamente sorprendido y a continuación les paso el enlace de fotos
que he realizado y que les he prometido poner, un saludo a todos amigos.
tAMBIÉN SON INTERESANTES, TAMBIÉN.
ResponderEliminarDe esa micromecánica se tanto como de correr jajajajaja.
Yo vi en una pista que hay en Cobatillas y como dices es impresionante la velocidad que cogen esos pequeñajos. Un saludico
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